No es una sorpresa que el cáncer de mama sea el cáncer más frecuente en mujeres a nivel mundial. En los Estados Unidos, aproximadamente 275,000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama cada año. El cáncer de mama triple negativo (TNBC, por sus siglas en inglés) es particularmente agresivo y tiene un mayor riesgo de metástasis dentro de los 3 años posteriores a su diagnóstico. El TNBC es más habitual en mujeres menores de 40 años y es dos veces más frecuente en mujeres negras en comparación con mujeres blancas, indígenas estadounidenses o nativas de Alaska, hispanas, asiáticas o de otras islas del Pacífico en los Estados Unidos. Los cánceres de mama triple negativo carecen de la expresión de receptores hormonales clave, tales como: el receptor de estrógeno (ER), el receptor de progesterona (PR) y el receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico (HER2). Debido a esta carencia, no responden a los tratamientos dirigidos a los ER y HER2. Por tanto, la ausencia de dianas clásicas del cáncer de mama impulsó la búsqueda de formas alternativas para tratar las células del TNBC.
A partir del 2019 y en los años posteriores, se hicieron disponibles nuevos tratamientos dirigidos para el TNBC. Entre estos se encuentran los inhibidores de la poli ADP-ribosa polimerasa (PARPi) para pacientes con mutaciones de estirpe germinal BRCA1 y BRCA2 o el uso combinado de varios inhibidores de PD-(L)1 o PD-1 con quimioterapia. Los PARPi bloquean la maquinaria celular encargada de reparar el ADN después de sufrir daños—esto es particularmente letal para las células cancerosas con mutaciones en otros genes involucrados en la reparación del ADN—y los inhibidores de puntos de control inmunitarios PD-(L)1 o PD-1 aumentan la capacidad de las células T para destruir células cancerosas. Han pasado aproximadamente 5 años desde el inicio de estos tratamientos alternativos para el TNBC, pero su impacto en la supervivencia de las personas sigue sin explorarse. Con el fin de conocer el efecto de estos nuevos tratamientos en las tasas de supervivencia a 5 años de pacientes con TNBC metastásico (mTNBC), la Dra. Sara Hurvitz, directora de la División de Investigación Clínica del Centro Oncológico Fred Hutchinson, y sus colegas realizaron un análisis retrospectivo basado en datos recopilados de períodos anteriores y posteriores a la implementación de los inhibidores PARP o PD-(L)1. Estos datos, publicados en The Oncologist, demostraron una mejora poco impresionante en la tasa de supervivencia a 5 años para pacientes con mTNBC después del uso de los inhibidores PARP, PD-(L)1 o PD-1 para tratar la enfermedad, pero estas mejoras mínimas pueden derivarse del acceso limitado a los nuevos tratamientos.
El análisis retrospectivo incluyó datos de pacientes en los Estados Unidos con un diagnóstico de mTNBC entre 2011 y 2017 (cohorte temprana) y entre 2018 y 2022 (cohorte tardía). La cohorte temprana representó a pacientes que principalmente recibieron quimioterapia como su tratamiento de primera línea (~96 % de las pacientes). La cohorte tardía todavía incluía una gran proporción de pacientes que aún recibían quimioterapia (~65 % de las pacientes), pero aproximadamente un tercio recibió tratamientos de primera línea más nuevos (~2 % de las pacientes recibieron PARPi para mutaciones BRACA1 o BRACA2 y ~33 % de las pacientes fueron tratadas con inhibidores PD-(L)1). Con estas dos cohortes, el equipo de investigación examinó el cambio en la tasa de supervivencia a 5 años de las personas después de la implementación de los inhibidores PARP y PD-(L)1. La tasa de supervivencia media a 5 años mejoró ligeramente de 10.9 meses en la cohorte temprana a 11.9 meses en la cohorte tardía de pacientes con mTNBC.